martes, 9 de agosto de 2016

Bogotá: un viaje sorpresa



Hola ¿Qué tal? 
Este verano  está siendo más activo de lo que esperaba. Sin ir muy lejos, los últimos días los he pasado en una ciudad llena de amabilidad y buena comida. Me refiero a la ciudad de Bogotá. Acompáñame para que te cuente el motivo de este viaje sorpresa.

Como toda inmigrante, lo más difícil es separarme de los seres queridos. Puedo pasar meses y hasta años sin tocar o sentir el cariño de algunos miembros de mi familia. Gracias a la tecnología, hablo con mi padre y mis hermanos. Sin embargo, la comunicación se vuelve más difícil cuando quiero hablar con los pequeños, mis sobrinos. Hay veces que ellos están cansados, o simplemente un programa en la TV les parece más interesante que oír a una tía  que les habla fuerte por el whatsApp. 


Así pues, entre mi hermano menor y mi padre, inventaron llegar de sorpresa a Bogotá para la piñata de mi sobrino el sábado pasado. Nuestra aliada fue mi cuñada quien hizo los arreglos respectivos para mantener el secreto de nuestra llegada. El viernes en la mañana mi hermano fue a buscar a mi padre al aeropuerto, quien era el único que oficialmente iba de visita. Oh sorpresa! En el avión también venía yo además de mi hermano menor y mi cuñada. Toda la familia estaba  de visita!
Realmente no se quién estaba más sorprendido de nuestra presencia, si mi hermano o su hijo. Los dos se quedaron como paralizados y luego vinieron los abrazos, risas y por supuesto unas cuantas lagrimitas que yo derramé.


Las comidas:

En Bogotá se come como  reyes y el mismo viernes cenamos en un lugar emblemático en la carrera 13  llamado   La Brasserie. Allí nos deleitamos con una buena carne, mariscos y las mejores papas fritas de toda la ciudad.   





El domingo fuimos a Chía, a las afueras de Bogotá,  para comer y disfrutar del restaurante más sabroso, original y popular, de toda la región de Cundinamarca:  Andrés Carne de Res. Este restaurante es casi como una mini ciudad con sección para los niños, mesas al aire libre, personas que entretienen todo el tiempo, y música en vivo. Puedes ir tanto de día como de noche ya que el ambiente de festejo nunca acaba. Hay incluso unas hamacas para dormir la siesta y luego continuar con la pachanga.


Debo hablar de su decoración, original y sobrecargada de mensajes  con toques de doble sentido. Cada mesa tiene un nombre escrito en un corazón. Hay mesas llamadas pasión, consuelo o martirio. Además cuelgan de todas las esquinas refranes, banderines, máscaras y lámparas. Hasta los baños son muy originales con el tanque de la poceta decorado y pintado.


La comida es excelente. Nosotros hicimos una degustación de arepitas, maíz tipo choclo, diferentes quesos, chicharrones, papas pequeñitas andinas y empanadas. Luego vino el plato fuerte, la carne de tipo punta, cortada muy finamente y cocinándose en frente de nosotros,  con salsas picantes y guasacaca. Se me hace agua la boca escribiendo y reviviendo mi estadía en este maravilloso lugar.   



Los paisajes:

Bogotá es una ciudad que se encuentra en una sabana  a 2625      metros sobre el nivel del mar, lo que quiere decir que su temperatura es de aproximadamente 20 grados centígrados durante todo el año. Es muy verde ya que llueve frecuentemente. Mi cuñada siempre dice que el paraguas es el accesorio que nunca hay que olvidar antes de salir de la casa. Sus paisajes son preciosos con lagos y represas muy cercanas además de sembradíos y granjas. 


Aquí te dejo algunas fotos de mi sobrevuelo por la bella ciudad de Bogotá, regalo de mi hermano. Debo decirte que las avionetas no sé me dan muy bien y sufrí de mareo estomacal.


Murales:


Bogotá es muy colonial con sus edificios de ladrillos y sus enormes fachadas. Sin embargo, se respira un aire de modernidad en las nuevas edificaciones que rodean el casco central. Adicionalmente la ciudad de Bogotá está llena de murales hermosos. No tuve tiempo de tomarle fotos ya que pasé muy rápido por ellos. Sin embargo tomo algunas fotos de IG, cuenta @bogotastreetart para que veas de lo que te hablo. Tú sabes mi locura por este arte.


La piñata:

Hacía muchos años que no iba a una piñata. Mis hijas ya son grandes, además de vivir en Montreal, ciudad en donde no se acostumbra a celebrar los cumpleaños con piñatas. Revivir esta tradición con mi sobrino fue muy bonito. Él apenas cumplía 4 años así que los niños le dieron a la piñata de una manera muy tímida y decente. No hubo accidentes y cada uno tuvo su turno. 


Debo confesar que disfruto de las piñatas más como adulta que cuando era una niña. De pequeña no me gustaban las piñatas porque no comprendía eso de pegarle a tu personaje preferido. Yo sufría mucho y mi mamá prefería entregar bolsitas de recuerdo antes de guindar y posteriormente dejar sin cabeza a una muñeca de mis personajes preferidos como Heidi o Hello Kitty.


Hasta aquí llego por hoy. Hay viajes y momentos que no se olvidan, así que espero recordar siempre este maravilloso viaje sorpresa a Bogotá.

Gracias por leerme y hasta la próxima!







5 comentarios

  1. Qué bien te lo has tenido que pasar!! Y has podido estar con tu familia. Yo vivo en Guadalajara (España) y mi familia está en Andalucía (España) y los echo mucho de menos, ya que no nos podemos ver tan frecuentemente como queremos, pero bueno, supongo que así lo disfrutamos más cuando estamos con ellos. Un beso guapa!!

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    1. Gracias Lola! Si! ver a la familia es indispensable para mantenerse con ánimo y fuerzas. Y si además, disfrutamos de un buen viaje, imagínate la felicidad!Besos

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  2. Qué bonito que hayas podido disfrutar de tu familia en un lugar tan bonito, que hambre me ha entrado la verdad, besitos guapa

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    1. Gracias Anabel! Te confieso que escribiendo y viendo las fotos me entraron muchas ganas de devolverme!Un beso

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  3. Tuvo que ser un viaje precioso y lleno de emoción (se me han puesto los pelos de punta según te leía). Tuviste que pasarlo genial!!! Un besazo!

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