lunes, 3 de agosto de 2015

El Mile End: Un arte a pie de calle



Hola a todos!

La semana pasada con un calor terrible y poco usual en Montreal, visité el barrio del Mile End. En estas calles descubrí cafés muy bohemios, una librería/casa editorial, una panadería de bagels, una floristería con una decoración única,  una heladería (que tenía una larga cola) y hasta un restaurante mexicano.



















Como toda ciudad cosmopolita, Montreal tiene sectores con  mucha personalidad. Desde los años 80, el Mile End agrupa  talleres de artistas, músicos, y hasta empresas de juegos de vídeos.  Te invito a conocer un poquito de este arte urbano que se palpa a pie de calle.

Para hacer bien mi recorrido,   tuve que recurrir a una guía, una amiga  hipster que  conoce cada rincón de este sector. 


Comenzaré por los cafés; si eres vegetariano, vegan o simplemente te gusta innovar, el Mile End es conocido por ofrecer muchas opciones. Así pues está el Cagibi café o Le café Dépanneur. Hay un lugar para tomar el té muy conocido y aparentemente bueno llamado Le Salon Cardinal. (Con el calor que hacía,  lo de tomar el té no fue una opción para ese día) 


También hay sitios muy tradicionales  como el deli Wilensky's con un menú único y original  que no cambia ni se adapta a tí. Sus sandwiches son con una especie de salami y se sirven con mostaza y pepinillo sobre un pan de hamburguesa bien aplastado. 


Como lo latino siempre atrae, nosotros terminamos comiendo en un restaurante mexicano. Se llama La Tamalera y los tacos al pastor son excelentes! 


Nos quedamos un tiempo largo, muy largo, en la  librería Drawn & Quaterly. La sección de  papelería,  revistas,  libros de ilustraciones,  afiches; todo es original, interesante y sobre todo de calidad. Esta es una editorial que se caracteriza por tener libros de comics producidos por artistas independientes. 





La panadería de St. Viateur es una de las más famosa en toda la ciudad por sus bagels. Como es lógico, los dueños son judíos y elaboran los tradicionales bagels desde 1957. Sólo se puede pagar en efectivo y el horno de leña lo vimos apenas al entrar. No se preocupan por modernizar la panadería, la decoración, o el logo que los identifica. Su fama y su sabor aseguran el éxito. 




Para terminar el recorrido del día, comimos unos sorbetes en  la heladería Kem Coba. Con sillas multicolor y gran variedad de sabores, devoramos esos helados que sabían a gloria sobretodo a 40 grados!




Ah! No se me olvidó! Al comienzo te hablé de una floristería con una decoración única así que te dejo la foto para que juzgues por tí mismo lo que digo.




Gracias por leerme y hasta la próxima!




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